A menudo, cuando un ser querido fallece, la mejor manera de ayudar a los niños es respondiendo a sus preguntas en forma simple y directa. Las respuestas imprecisas casi siempre los confunden y aumentan sus temores e incertidumbres. Recuerde, los niños tienden a entender las cosas literalmente. Si les decimos que alguien se ha ido de viaje por largo tiempo, ellos esperarán que esa persona regrese y hasta quizá se sientan culpables de que la persona eligió irse. Cuando hable con los niños acerca de la muerte, tenga presente que la franqueza, la compasión y, por sobre todo, el amor, son esenciales.